March 3, 2024
By Nancy Gaston
Psalm 19 At first glance, we might assume from Psalm 19 that God’s creation is downright chatty: “The heavens are telling the glory of God, and the firmament proclaims his handiwork,” it begins.
Yet as we read on, we find there are no spoken words—only majesty and beauty as evidence of God’s glory. However, in scripture, speech does play a powerful role in creation. Genesis tells us repeatedly that “God said,” and it came to be. But in the resulting universe, only human beings are gifted with words.
Those same beings—we, ourselves—are then charged with stewardship of the earth. Is it a stretch to suggest that our duties might include using our words on behalf of creation? When we see nature despoiled and species threatened with extinction, our words as well as our actions are needed.
This Lenten season may be calling each of us to speak up or to write on behalf of our fragile planet. It may be to suggest composting as opposed to putting food scraps in methane-producing landfills, or to offer alternatives to single-use plastics that are filling the seas and killing off whole species of God’s creatures.
What if we each assumed as a Lenten discipline using our words in defense of creation? To quote Margaret Mead: “Never doubt that a small group of thoughtful, committed citizens can change the world. Indeed, it is the only thing that ever has.”
Nancy Gaston is an ordained Presbyterian elder and a member of First Presbyterian Church, Vancouver, Washington.
Traducción por: Rvda. Neddy Astudillo
Salmo 19
A primera vista, podríamos suponer del Salmo 19 que la creación de Dios es francamente parlanchina: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento proclama la obra de sus manos."
Sin embargo, a medida que avanzamos en la lectura, descubrimos que no hay palabras de sobra, sino majestuosidad y belleza como prueba de la gloria de Dios. Sin embargo, en las Escrituras, la palabra desempeña un papel importante en la creación. El Génesis nos dice repetidamente que "Dios dijo", y todo se hizo. Pero en el universo resultante, sólo los seres humanos están dotados de palabras.
Esos mismos seres -nosotros mismos- son los encargados de administrar la tierra. ¿Es exagerado sugerir que nuestros deberes podrían incluir el uso de nuestras palabras en nombre de la creación? Cuando vemos la naturaleza contaminada y las especies amenazadas de extinción, tanto nuestras palabras como nuestras acciones son necesarias.
Este tiempo de Cuaresma puede llamarnos a cada uno y cada una, a hablar o a escribir en nombre de nuestro planeta frágil. Puede ser para sugerir el compostaje en lugar de depositar los restos de comida en vertederos que producen metano, o para ofrecer alternativas a los plásticos de un solo uso que están llenando los mares y acabando con especies enteras de criaturas de Dios.
¿Y si cada uno de nosotros asumiera como disciplina cuaresmal utilizar nuestras palabras en defensa de la creación? Citando a Margaret Mead "Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha hecho".
Nancy Gaston es anciana presbiteriana ordenada y miembro de la Primera Iglesia Presbiteriana, Vancouver, Washington.
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